El cáncer de testículo, afortunadamente, es un tumor infrecuente. Representa el 1% de los tumores masculinos. Lo curioso de este tumor es la edad a la que aparece. La mayoría de los pacientes tiene entre 15 y 35 años.
La incidencia ha aumentado sutilmente en los últimos años pero las cifras de supervivencia han mejorado gracias a la detección precoz y la eficacia de los tratamientos.
Existen publicaciones científicas en las que se reconoce que la patología genital provoca reacciones algo paradójicas en los varones. Suele ser la patología que más ansiedad y preocupación provoca en los hombres. Más aun teniendo el rango de edad que comentábamos previamente. Pero a pesar de la preocupación y la alarma que despierta en el paciente, el temor y la vergüenza, hace que muchos pacientes demoren la visita con su médico.
La mayoría de los bultos a nivel escrotal o de los pacientes que tienen dolor genital que se valoran en la consulta de urología no tienen ninguna patología tumoral. Afortunadamente, el cáncer de testículo, dentro de todas las opciones diagnósticas, es altamente infrecuente.
El cáncer de testículo se suele presentar como una induración o una irregularidad en la superficie de la glándula. Dentro de la bolsa escrotal existen otras estructuras que también pueden variar en tamaño y consistencia que no deben alarmarte, pero si en la autoexploración se detecta cualquier cambio morfológico o en la consistencia de cualquier estructura escrotal, lo propio es acudir a tu urólogo. La confirmación de la sospecha se realiza mediante una ecografía, que suele ser la prueba que nos asegure que efectivamente estemos ante el diagnóstico de un cáncer de testículo. Nuestro papel como médicos es tranquilizar a este paciente joven que en la mayoría de los casos, lo que menos se esperaba es encontrarse con este diagnóstico. Estamos ante un tumor con un manejo, que en la mayoría de los casos, conlleva a un muy buen pronóstico.
Dr. Joaquín Navarro Gil
Urólogo